DOXA VS EPISTEME
La tesis de este artículo es que no podemos confundir la opinión con el conocimiento, al igual que no podemos confundir el fuego con el hielo. Y menos aún confundirlo al hablar de ciencias.
Toda opinión es aceptable y por ende ninguna debe prevalecer sobre la otra. Pero el conocimiento es completamente lo contrario, ya que este no es opinable, sino discutible. Las teorías científicas, basadas en el conocimiento, pueden ser demostradas o refutadas, pero desde luego las opiniones no tienen cabida aquí. Los matemáticos como bien dice Fernández Liria, "no hacen un referéndum cada vez que exponen un nuevo teorema". Aunque vemos estoy muy claro con las ciencias formales, no se aplica fácilmente en la Historia.
La Iglesia siempre se opuso al desarrollo científico y cultural, porque este iba quitándole poder a Dios con sus teorías. La repercusión que tiene el conocimiento ( o ha tenido ) ha ido variando durante la historia. Hoy, no podemos concebir la Historia sin el hombre , dejándola en manos de la casualidad ; al igual que ocurría en la Edad Media con las ciencias naturales.
De primeras cierto es que nos parece más complejo matematizar la Historia, ya que no parece una ciencia muy exacta, nada más lejos de la realidad.Ya que como ciencia que es , debe ser sometida al método científico. Sin embargo, esto podría descubrir verdades que no interesan , en este caso al Capital. Por ellos, los que consideran la Historia una amenaza la someten a la opinión.
Haciendo esto, la desprestigian como ciencia, y por lo tanto ayudan a acallarla. Lo cual parece el mayor interés de los que no intentan más que huir de las verdades que esta ciencia pueda descubrir. Al igual que siglos atrás se ha desmentido la Teoría Heliocéntrica, por personas que decían herejía cuando escuchaban esta teoría. Esta misma situación se repite hoy con una frase bien distinta: "Respeta mi opinión".
La generaciones futuras nos verán como nosotros vemos a aquellos hombres de la Edad Media que no supieron rebelarse contra el poder y morían resignados en hogueras. Moriremos resignados bajo el sistema que sin clemencia nos pone un velo en la cabeza.
Toda opinión es aceptable y por ende ninguna debe prevalecer sobre la otra. Pero el conocimiento es completamente lo contrario, ya que este no es opinable, sino discutible. Las teorías científicas, basadas en el conocimiento, pueden ser demostradas o refutadas, pero desde luego las opiniones no tienen cabida aquí. Los matemáticos como bien dice Fernández Liria, "no hacen un referéndum cada vez que exponen un nuevo teorema". Aunque vemos estoy muy claro con las ciencias formales, no se aplica fácilmente en la Historia.
La Iglesia siempre se opuso al desarrollo científico y cultural, porque este iba quitándole poder a Dios con sus teorías. La repercusión que tiene el conocimiento ( o ha tenido ) ha ido variando durante la historia. Hoy, no podemos concebir la Historia sin el hombre , dejándola en manos de la casualidad ; al igual que ocurría en la Edad Media con las ciencias naturales.
De primeras cierto es que nos parece más complejo matematizar la Historia, ya que no parece una ciencia muy exacta, nada más lejos de la realidad.Ya que como ciencia que es , debe ser sometida al método científico. Sin embargo, esto podría descubrir verdades que no interesan , en este caso al Capital. Por ellos, los que consideran la Historia una amenaza la someten a la opinión.
Haciendo esto, la desprestigian como ciencia, y por lo tanto ayudan a acallarla. Lo cual parece el mayor interés de los que no intentan más que huir de las verdades que esta ciencia pueda descubrir. Al igual que siglos atrás se ha desmentido la Teoría Heliocéntrica, por personas que decían herejía cuando escuchaban esta teoría. Esta misma situación se repite hoy con una frase bien distinta: "Respeta mi opinión".
La generaciones futuras nos verán como nosotros vemos a aquellos hombres de la Edad Media que no supieron rebelarse contra el poder y morían resignados en hogueras. Moriremos resignados bajo el sistema que sin clemencia nos pone un velo en la cabeza.
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